domingo, julio 30, 2006

Circo cultural

Presenta: La vida en Tijuana.

Tijuana, la ciudad fronteriza caracterizada por ser un rompecabezas en su población, donde gente de diferentes estados de la república se concentran en uno sólo, es el escenario perfecto para visualizar la gama de diferencias en personas y contextos.

El caminar continuo y sin rumbo es el primer plano en el trayecto, gente que bien podría encasillar en algún estereotipo si así lo deseara pero, que al final del día prefiero mantenerlos como rostros del recorrido diario que transitan las mismas calles que yo, esas calles que albergan historias que se guardan en las paredes, las calles llenas de ¨pequeños grandes¨ detalles, esas calles que son y me dejan ser, las mismas calles que no distinguen entre una y otra persona.

Es muy fácil mencionar los malos aspectos de una ciudad y exagerarlos en algunas ocasiones pero, ¿por qué no reconocer lo bueno?, claro está que eso lo decide cada quien, en lo personal prefiero no afectarme tanto por las cifras que nos dan a conocer los medios o alguna otra fuente.

Tijuana es tan emergente como las ideas que llegan a mi mientras descanso recostada sobre el pasto, tengo la oportunidad de ahogarme en los chicles que pululan sobre el lugar, sin embargo prefiero quedarme con la Tijuana viva que no se deja opacar por lo malo, después de todo, yo decido que tanto me afecta el resto.


La vida en esta ciudad depende del grado de interés personal, Tijuana es lo que yo quiero que sea para mi. Es la ciudad que me ha permitido detenerme y pensar sin importar mi entorno, jugar con las sombras, patear piedras, pisar las hojas secas, imaginar y soñar despierta mientras observo a la gente pasar.

Hay cosas que considero no se pueden explicar y en ocasiones no es necesario un por qué, sin embargo uno las siente, sabe que ahí están y son primordiales, la vida en Tijuana es una de ellas, es la hoja sobre la que sigo escribiendo.

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