viernes, julio 06, 2007

German Guerrero, Tarea 07

German Guerrero Rojo.
UDC- Comunicación
Tarea 07

Crónica sobre los prejuicios sociales.

Fue ella. Aun retumban esas palabras de mi madre en mi mente, a mas de 12 años de haberlas escuchado. Mi madre le había echado la culpa a una señora que limpiaba la casa (los fines de semana) de haberle robado cincuenta pesos, con los que en aquel entonces podía comprar todos los dulces que yo quisiera durante toda la semana.

La cólera de mi madre era muy grande, siempre se refería a aquella señora, que se paseaba por la calle y con un montón de hijos de diferentes padres, que ni ella misma conocía, como la prieta, y es que a decir verdad no estaba muy güerita que digamos.
Cuando mi madre se percato de que le faltaba un dinero que había dejado sobre la mesita de su cama la primera persona a la que culpo fue a ella.

Cuando los hijos de aquella señora, se ponían a jugar con migo, yo me divertía mucho, aunque una voz interior me decía: son prietos igual que su madre. En realidad era muy pequeño y no tenia prejuicio alguno sobre el color de las personas, pero mi madre siempre se refería con una expresión despectiva a las personas morenas de mas, y yo pensaba que ser así era malo, aunque en el fondo decía ¿y por qué fregados se caso con mi papa, si solo le resaltaban la blancura de sus ojos y de los dientes cuando sonreía?

La respuesta era simple, mi abuela era racista. No digo que era una mala persona, aunque supongo que en algún momento de su vida llego a escuchar a alguien referirse de mal modo a las personas morenas, o de color. Entonces me di cuenta que era un patrón que se había transmitido durante tres generaciones.

Todavía me sonrojo cuando me acuerdo que en una ocasión, mi abuela corrió a una x-novia de mi casa. Ella siempre le había caído mal a mi abuela, sobre todo por que era un poco morenita, mi abuela no solo la odiaba por eso, pero siempre que no tenia nada que decir de ella la llamaba la celia cruz, ante mi gran enojo.

Pues en fin días después, mi madre encontró el dinero que había perdido, y sintió una profunda vergüenza con aquella señora, quien había dejado de ir a limpiar a la casa cuando mi mama le reclamo el dinero que ella jamás había robado, y en fin así termina esta historia. una cosa siempre he tenido presente, jamás debemos juzgar a las personas sin antes tener pruebas de algo y tampoco clasificarlas por su color de piel. Hay madre, cuantas cosas me has ensenado y ni siquiera te has dado cuenta.

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