Quiero mis XV

Cuatro mil dólares para la renta de un salón, trescientos cincuenta dólares por un vestido al gusto, el banquete más fino para los invitados, mil doscientos dólares, que su hija tenga la mejor fiesta de XV años, no tiene precio. Este no es precisamente un anuncio de Master Card, sino una reflexión al consumismo innecesario y para muestra, basta una celebración de XV años.

¿Que sucede cuando se acerca el quince aniversario de su hija?, toda la familia esta emocionada, quieren fiesta, un bonito vals, chambelanes con traje de cadetes y por supuesto un lindo vestido de princesa, pero, ¿y usted, de donde va a sacar para pagar todo eso?, talvez, no faltará la comadre que le ayude con la decoración del salón, su amiga que le comprará el ramo de flores, la vecina que se ofreció a apoyarle con las zapatillas, y así todos a su alrededor parecen lucir muy solidarios para tan noble causa.

Entonces, hasta los conocidos pueden pagar 5, 000 pesos por una persona que ni conocen, solo por quedar bien, mientras en casa otras necesidades les reclaman, y si usted busca cambiar su casa de madera por una de material, nadie se ofrece a “cooperarle” para la compra de lo necesario. Entonces nos encontramos en una situación controversial, porque ¿cual es el objetivo de pagar 2,000 dólares por un paquete fotográfico?, unas fotografías finalmente no tienen ningún fin, solo vanidad.

Lo cierto es que hay dos puntos en esta línea, por un lado las familias se ven afectadas económicamente, por gastar hasta el último peso en una fiesta que se lleva hasta un año de organización, solo para 10 horas de derroche y en la otra cara de la moneda, muchas familias subsisten a diario con el hecho de proveer un vestido de Quince años, un paquete fotográfico, un álbum y un video del evento, la gran limousine escalade y todo tipo de agregados al feliz evento y claro demostrando así su estatus ante los demás, por darse el lujo de organizar una fiesta costosísima al parecer.

Son los negocios de la vanidad, lo que parece innecesario (y hasta cierto punto lo es), lo que hace la diferencia de una fiesta modesta, a una celebración de lujo, es el ir y venir diario del proveedor y el consumidor, así que, ya que están todos juntos, a celebrar los próximos XV, Bodas, Graduaciones y demás. Terminará sin un centavo en su bolsillo, cual cuesta de enero, con más de una deuda, pero con placer sin duda, de haber dicho, ¡salud!.